22 jul 2013

Francisco, el Papa

El simple hecho de tener el nombre en honor a il poverello de Asís es algo que dice cómo será el mandato jerárquico de dicho personaje (Por ejemplo: Benedicto XVI, que significa bendito; bendito papa para inquisidor. Así lo llama el teólogo español Juan José Tamayo). No es para menos, los que conocen la vida del primer estigmatizado con las llagas de Jesús, saben lo que tuvo que vivir y padecer (ya le llegará la hora al Papa de padecer), que al principio se frustró, pero con la fuerza que viene del Altísimo pudo restaurar la Iglesia que estaba en ruinas, fundar una de las órdenes más grandes del catolicismo (OFM: Orden de los Franciscanos Menores), unos locos por el Evangelio, por el prójimo y pobres con juramento de verdad, no de palabra. Por tal razón, el hermano de la naturaleza y los animales, Francesco, es el segundo santo en ser declarado canonizado más rápido, luego de su pupilo san Antonio de Padua.

“Quiero una Iglesia para los pobres” fueron las palabras que impactaron desde su elección como sumo pontífice de Jorge Mario Bergoglio. Desde ese instante se hizo mundialmente famoso el jesuita argentino, pues era conocido solo en Buenos Aires por andar en metro e incluso montar en bicicleta. No sé en qué pensarían los cardenales cuando lo eligieron, pero, eso sí, qué buen as tenían bajo la manga, entre los papables estaba en el puesto 42, eso qué importa, los vaticanólogos siempre van por los primeros y atinan, como en la política. Esta vez fue una gran sorpresa. Además, Francisco, como Jesús de Nazaret, ha estado fuera de muchos esquemas. Ya sabrán las inauditas hazañas que ha hecho este Pastor de Pedro.

Jorge Mario ha sorprendido a cristianos y no cristianos. Al mundo de la política, del cine, a los artistas, a los poderosos, al pobre, al niño, al enfermo. Es cercano, afable, huele a oveja, es de aquí y de allá, es todo y nada, sorprende y deja boquiabierto, no pide sino que da, trae no encomienda, guía bien no divide, respeta (hasta a los ateos), a los de otras creencias, comparte con todos sin discriminación alguna. ¡Un Pastor de verdad!

Esperemos que la mafia vaticana que sí la hay (han lavado millones de euros en el banco IOR: Instituto para las Obras de la Religión) no le hagan daño, como a Juan Pablo I, y como Jorge Mario solo tiene un pulmón, no sería difícil decir que murió de un fallo respiratorio, pues; a los papas no se les hace autopsia, solo el camarlengo da el dictamen oficial de su muerte, no las causas. Ha querido restaurar la Iglesia, aceptó que lo rodean algunos gay’s (lobby gay del Vaticano). Ha puesto mano dura y no será flexible con los pederastas y pedófilos, como lo hizo Benedicto XVI. Dicen que si uno es cómplice de un delito también es culpable. Y esa es la misión del profeta: denunciar las injusticias. Él mismo ha recalcado: “el hipócrita no sabe lo que es la alegría, ni la amplitud, ni la magnanimidad”.

Francisco trata de vivir la pobreza, digo trata porque es difícil que, estando rodeado de una increíble pompa pueda hacerlo, sin embargo, ha demostrado humildad. No podemos exigirle al Papa que entregue todo el oro del Vaticano y sus riquezas en  apenas 4 meses de pontificado. Tampoco creo que lo haga, no lo dejarían los soberbios jerarcas que lo rodean.

No usa la muceta con adornos de oro que sí usaba Benedicto XVI. Se inclinó para recibir la bendición del pueblo antes de darla. Lleva un pectoral de metal, anduvo en su primer día como pontífice en un bus y no en el lujoso Mercedes-Benz, al cual renunció. Carga un anillo de plata bañado en oro (el de pescador) y no de oro puro. Los zapatos son los mismos, esos viejos con los que recorría las calles de Buenos Aires y no los finos Prada que usaba su predecesor. Usa la misma mitra (el sombrero triangular) que tiene desde que es cardenal, y no una con perlas preciosas. Cedió al sillón de oro por uno sencillo. Se baja del papamóvil para besar a niños y enfermos. Da la bendición sin hacer signo de la cruz con la mano por respeto a ateos y no católicos. En fin, buenas obras ha hecho, con su testimonio y ejemplo, que es lo que cuenta.

Tal vez, una de las memorables frases de Francisco fue la que dirigió a los seminaristas, sacerdotes y personas con vocación religiosa: “duele ver a un sacerdote o una monja con un auto último modelo. No hagan eso, piensen en los niños que mueren de hambre”. Y es que el Papa es sensato en decirlo, los que hablan de Dios y dicen ‘vivirlo’ son los que más humildes deben hallarse, irónicamente son los que viven en los mejores palacios. Ufff, no he ido a la primera casa religiosa o cural que sea pobre o tenga apariencia y olor a necesitado. No digo que sean abandonados; no. Solo que uno ve desde el piso en mármol en adelante. Y claro, hay religiosos —muchos— que no conozco, que son pobres. «Si quieres ser perfecto, anda, vende lo que tienes y dalo a los pobres, y entonces tendrás riquezas en el cielo; luego ven y sígueme» (Mt. 19, 21). No olviden que ellos juran, ante Dios, el voto de pobreza. ¡Si así es la pobreza, imagínense la castidad! Algunos predican muy bonito, pero aplican la globalización de la indiferencia, de la que habló recientemente el Papa. “San Pedro no tenía una cuenta en un banco”.

No podemos pedirle más a Bergoglio, lo que ha hecho, lo ha realizado muy bien, no cabe duda. Hay que darle tiempo, él se la está jugando por el prójimo. Viviendo austeramente ha molestado a muchos. Tiene buenas intenciones, juzgarlo por algo que se le sale de las manos no es ‘jugar’ limpio. El círculo de sus ayudantes es amplío, cualquiera lo puede traicionar y allí se le echará la culpa a él, aun cuando no esté implicado. El problema —me atrevo a decir—, lo desatarán los asesores del Papa; así como hay buenos, los hay con deseos oscuros. Ahí debemos apoyarlo, como lo hemos hecho hasta ahora. Por eso el recalca todos los días: “rezad por mí”. Él no es Dios y no se las sabe todas. La envidia es grande y no falta el que lo quiera perjudicar por hacer las cosas bien.

El Papa ha dado una buena lección para encontrar a Dios: “tenemos que tocar las heridas de Jesús, debemos acariciar las heridas de Jesús, tenemos que curar las heridas de Jesús en el hermano herido, porque tiene hambre, porque tiene sed, porque está desnudo, porque ha sido humillado, porque es esclavo, porque está en la cárcel, porque está en el hospital, eso es un acto de fe para con Dios”.  ¡Qué bello, eh!


Es un pastor de los buenos, no se puede comparar con ninguno de los anteriores, tendrá rasgos particulares, pero es único. Un Papa ejemplar, agradable, manso, cariñoso, amigable, cercano. Del pueblo. Que Dios guíe a Jorge Mario para que pueda seguir benévolamente el mandato divino. Que pueda lograr lo que el pequeño de Asís: “restaurar la Iglesia de Dios, que está en ruinas”.

Hace 4 meses escribí sobre ¿El segundo Francisco de Asís? Los invito a echarle un vistazo: