22 ene 2013

La historia de Marco

Todo ocurrió en el año 2005, cuando la mamá de Marco fue a prestar sus servicios como maestra. En un ambiente hostil, donde reinan las AK-47 y el hambre se adueña de las pequeñas criaturas del lugar; los niños. En esas tierras donde el jefe, ya sabrán quién es y donde la fuerza pública, o sea: los 'héroes' de la patria no asoman ni para un falso positivo.

En estas tierras labró su destino la profe Marta, una joven de 26 años de edad, soltera, llena de amor por su profesión y dispuesta a misionar como educadora en un pedazo de la tierra que la vio nacer; el Caquetá.

La profe Marta daba con cariño las clases a los 35 niños que tenía, era su vocación y lo hacía con el mayor cariño, enseñaría a pequeños a leer y escribir. Sus edades oscilaban entre los 6 y los 12 años.

Un día, cuando la profe impartía clases de español, llegaron diez hombres fuertemente armados con el fin de reclutar a los más grandecitos. Ella, con su valentía y coraje, más aún, con el amor que les cogió y brindó a los pequeños, se opuso rotundamente al maldadoso hecho. Pidió que se la llevaran a ella, pero que con los niños no se metieran, pues sabía que sus vidas las arruinarían.

Los terroristas con total poderío, le "hicieron caso", a cambio ella sería su "carnada". Un hombre sacó iracundamente a los niños y los otros amedrentaban la pequeña población. Encerraron a la maestra y uno a uno fueron pasando como si nada, a cometer el hecho más vil que se le puede hacer a una mujer, sí, los malditos empezaron a violar la maestra.

Fueron en total siete degenerados sin escrúpulos los abusivos de la profe. Los otros tres no lo hicieron, tal vez sintieron algo de remordimiento, pero igual, fueron testigos y cómplices del hecho atroz.

La maestra quedó destruida, la gente no sabía qué hacer, pues nunca habían presenciado semejante humillación a una persona. Ella continuó su labor tristemente, pues era un dolor terrible, es de entender. No podía creer que siendo feliz con los niños, haciendo lo que más amaba (enseñar), llegarían unos bastardos a destruir su vida.

Pasó el tiempo, Marta había quedado embarazada. Su primera opción fue abortar. Nadie sabía de su embarazo, fue ahí donde decidió buscar a su mamá, su gran consuelo y esta, después de aconsejarla le dijo las palabras que cambiarían su vida: "Hija, a mí me ocurrió lo mismo, solo que, fue un solo desgraciado y yo tenía 15 años".

Marta quedó estupefacta, no tenía la más mínima idea de lo que decía su mamá, pues creía que su padre se había marchado sin más decir. Decidió engendrar a su hijo, con el apoyo de su madre y hermana. Nació Marco, y, aunque al principio fue difícil, hoy día Marco es su felicidad, cumplirá 8 años en mayo próximo y es la adoración de su familia.

Ni siquiera la peor de las desgracias (la violación), pudo impedir la mejor felicidad en su vida; su hijo.

15 ene 2013

Nos hicieron creer

Empecemos este post citando al gran Jaime Garzón, periodista y humorista de verdad (de esos escasos, que por acá ya no asoman), decía: «Yo creo en la vida, creo en los demás, creo que este cuento hay que lucharlo por la gente, creo en un país en paz, creo en la democracia, creo que lo pasa es que estamos en malas manos, creo que esto tiene salvación, creo en Colombia, pero, sobre todo, creo en los colombianos». Creo en los colombianos.
   
El problema, es que, nosotros mismos no creemos en nosotros mismos, ¡qué ironía! ¿Por qué? He aquí unos de los tantos (tantísimos) problemas que aquejan este hermoso país.

Queremos igualdad, pero eso es una utopía en Colombia. Miren ustedes mismos como ha «crecido» el salario mínimo en Colombia en los últimos 11 años ( Aquí http://xurl.es/25wt1 ) ¡Qué grosería! ¡Qué irrespeto para el pueblo! Y de «semejante» sueldo viven cuatro millones de compatriotas. ¿Cómo harán los que ganan menos?

Nos contentaron con ser el país más feliz del mundo (Qué noticiononón  http://xurl.es/jw32g ) y lo del salario mínimo quedó atrás. Si ven, ya se nos olvidó que subió $22.800. ¡Qué dineral! No creo que seamos los más felices del mundo, de pronto los más conformistas, que es muy diferente. O tal vez esa felicidad irá ligada a que somos el cuarto país más alcohólico de América Latina. 


Y a grosso modo nos hicieron creer:

Que Álvaro Uribe es el mejor presidente que ha tenido Colombia. ¡Qué bestialidad decir esto! Debería ser una pena  latae sententiae esta afirmación;

Que Vicky Dávila es periodista. (Entre otras: llamó «presidentico» al Señor Presidente de Uruguay José ‘Pepe’ Mujica. «Señor (a) periodista, hágase bachiller». Jaime Garzón);

Que Familias en Acción es un regalo.  (Una alcahuetería es lo que es, pero en vez de que se queden con la platica los políticos...);

Que Santos sería el gobernante que traería el cambio. (Cambió sombreros vueltiaos colombianos por sombreros «volteados», Made In China. ¡Qué canalla!);

Que Jota Mario es una buena persona. (¡Una joyita este susodicho! Si no me creen pregúntenle a Jessica Cediel);

Que las narconovelas son las mejores producciones colombianas. (Claro, como aquí los actores dicen ¡hijuepueta! Y se acuestan con la mujer que quieran.);

Que los de oposición son guerrilleros (Muchos profesores son de oposición, ¿qué pensarán de ellos?);

Que los bancos son una maravilla. (Nos prestan 10 millones y nos cobran 30. ¡Viva Luis Carlos Sarmiento Angulo!);

Que Uribe Vélez es paramilitar. (Se equivocan, él ya se desmovilizó. Ahora se le debe decir: «exparamilitar»);

Que Milo nos da energía (la meta la pones tú. Ahora todo tiene lógica, a mí me dieron Chocolisto);

Que en Colombia la justicia existe. (Por lo menos yo no conozco ese significado aquí, no sé ustedes);

Que ‘Pirry’ es un héroe. (¡Pirry presidente!, pero de la JAL, será);

Que ‘Suso’ el paspi es un humorista. (Cual émulo aberrante de don Chinche);

Que Día a Día y Muy Buenos Días son los dos mejores programas de televisión. (No puedo imaginar cuáles son los peores);

Que los policías y los militares nos cuidan y protegen. (Óscar Naranjo fue nombrado “el mejor policía del mundo”, le daría ese mérito si hubiese cumplido su misión);

Que el que protesta es el malo, el que no quiere estudiar o trabajar. (¡No! Ante todo la igualdad);

Que el ibuprofeno y el acetaminofén son «milagrosos»;

Que un adolescente es «niño» hasta que cumple los 18 años (Cuántos chinos no son preñones, ladrones y hasta sicarios. A veces no es culpa de ellos);

Que para qué estudiar si la cocaína lo da todo. (También da cárcel);

Que es más importante el idioma extranjero que el propio. (¿Spiquininglish? Yes, hablo inglés);

Que el que tiene (más) plata es más importante. (¡Los que tenemos cobre nos jodimos!);

Que fiesta sin alcohol no es fiesta. (Haga la prueba en unos quince años o matrimonio);


Y para no aburrirlos, termino con el que empecé: «en este país el que no tiene untada la mano, tiene untada la nariz».

In Memoriam del gran Jaime Garzón, porque creo que si él estuviera aquí «todo volvería a la anormalidad». ¡Gracias, Jaimito!




11 ene 2013

Católico progresista, mi postura


Las siguientes líneas son para refrescar la memoria de aquellos católicos que  creen tener el poder y el derecho de discriminar a sus semejantes por posturas diferentes a las de la Iglesia católica que, al fin de cuentas no es ella sino los mandatarios curuchupas que la hacen quedar mal, muy mal.

Primero, y sé que aquí me van a cuestionar mis hermanos católicos, ¿cómo es posible que un Papa ande con severo anillo de oro y que un pobre hombre tenga que besarlo? ¿Luego Jesús no lavó los pies de sus discípulos (Jn. 13, 5)? Imagínense un habitante de Somalia o Haití haciendo eso, sería una tremenda humillación, porque el Papa es el representante de Cristo (Mt. 16, 18) y porque el último es el preferido del Señor (Lc. 4, 18-19). Que no pase lo que dice en la Carta de Santiago (2, 1-11). 

Y no es que cuestione al Papa como figura eclesial, claro que no, pero sí su riqueza, su figura política. No nos digamos mentiras, el Vaticano es la Nación más pequeña y más rica del mundo. Su fortuna no se sabe, pero son unos varios de miles de millones de dólares. Pilas; «el más grande debe servir a los demás» y no al contrario (Mt. 23, 11).

Bueno, y ¿por qué no hacen lo que dice en Mt. 19, 21: «vende todo lo que tienes y acumula bienes en el cielo». ¿Cuál es el temor (de los mandatarios de la Iglesia) de ser pobres? El Señor dice: «dichosos los que escuchan a Dios y lo obedecen» (Lc. 11, 28).

Jesucristo dijo claro a sus discípulos que llevaran nada más que sandalias, ni siquiera ropa de repuesto (Mc. 6, 8ss). ¿Nada más? Claro, no hay que leer todo al pie de la letra y ser fundamentalistas, pero resulta que es un mandato divino y si no le obedecemos a Dios… ¿entonces qué?

Lo que tengo es para ponerlo al servicio del otro. Lo que Dios me ha dado debo compartirlo, no guardarlo para mí. (Cf. Mt. 25, 14-30). Claro está, estos textos aplican para cristianos de verdad. No olviden el evangelio de Mateo: «no se puede servir a dos amos» (6, 24).

Segundo, no veo por qué hay que discriminar a la comunidad LGTBI, ellos son personas comunes y corrientes, no son ningunos enfermos ni pecadores, como mal se les ha tildado desde la alta jerarquía de la Iglesia. Al igual que nosotros merecen respeto y amor. Jesús dijo que debíamos amar a Dios y al prójimo (Lc. 10, 27ss). Ya lo dice la canción: «amémonos de corazón, no de labios ni de oídos». Hay que acogerlos no discriminarlos, ¡ah! Y haciéndolo de verdad, no porque nos «toca».

Tercero, debemos aceptar a la mujer en el sacerdocio, ella fue sacada del costado (Gn. 2, 21, o sea de un lado) del hombre, no del pie, ni de la cabeza, para que no fuera inferior ni superior, sino igual al hombre. Ángel García Rodríguez, un sacerdote católico, fundador de una ONG (Mensajeros de la Paz), dice: «no hay ni una sola razón para dejar fuera del sacerdocio a la mujer». Y no solo él, hay unos tantos más, solo que si un sacerdote dice esto a la luz pública será marginado por sus hermanos sacerdotes y hasta parte de la sociedad lo tildará de sacrílego, hereje, etcétera. 

Por ejemplo, al padre Roy lo excomulgaron recientemente por apoyar esta idea de igualdad. (Lea aquí la noticia http://xurl.es/v6v1s ).

Cuarto, el celibato, ¡ay! de este bendito sí que se ha hablado y no me extiendo, solo cito a Juan Pablo II: «el celibato no es esencial para el sacerdocio». No es «una ley promulgada por Cristo». (Aquí hay más sobre el celibato http://xurl.es/vvetz ). Bien lo dice José María Díez Alegría (teólogo): «El celibato en la Iglesia Católica, tal como está, es una fábrica de locos». Si la Iglesia sigue a Cristo como modelo célibe, ¿por qué no sigue a Cristo como pobre?
  • Entonces, mi postura es que el Vaticano renuncie a sus riquezas, no para que dejen o dejemos de criticarlo, sino porque es mandato divino, que vivan como Jesús de Nazaret, no como monarcas.
  • Mi postura es que se acepte a la comunidad LGTBI, que no haya discriminación alguna.
  • Mi postura es que la mujer pueda ser sacerdotisa, por el «simple» hecho de ser igual al hombre.
  • Mi postura es que el celibato sea opcional, porque Jesucristo no lo instituyó y porque la Iglesia así como lo «impuso» lo puede quitar. No es un dogma. Pío XI dijo: «el sexo puede ser bueno y santo».
Concluyo citando al gran obispo Pedro Casaldáliga: «no callen, tengan sentido común, justicia  y humana fraternidad». Porque sé que muchos me criticarán, aun sin argumentos válidos, pero lean bien, utilizo citas bíblicas.

Y ¿cuál es su postura?...

PD: hay temas más sensibles como el aborto, el matrimonio gay, la fecundación in vitro, que la Iglesia rechaza rotundamente, pero que parte de la sociedad avala. Después hablaré de ellos. Y hasta del «voto católico».

2 ene 2013

El poder (mandato)

Etimológicamente el poder es la facultad de alguien para ejercer dominio sobre algo, bien sea cosas, bienes o personas. En este caso nos centraremos en el poder político, sabiendo que, hay otros tipos de poder: eclesiástico, económico, social, etcétera.

El poder político es sin duda el más codiciado por personajes poco conocidos, conocidos o muy reconocidos públicamente, principalmente de esferas ricas de una sociedad. Es este -podemos decir-, el culmen de una vida suntuosa de dichos personajes. Pero ¿por qué querer una persona más que servir? (Me refiero a las tajadas que se sacan del mismo). Tal vez la excusa perfecta es «ayudar» al otro, al desfavorecido, oprimido, pobre, al que no tuvo la misma suerte que él.

Sí, las ganas de «servir», o tal vez -como en la mayoría de casos-, es el camuflaje perfecto para llegar al poder. ¡Claro! no vamos a hacer campaña para un poder jerárquico diciendo que nos vamos a enriquecer, obvio no. Tendremos que mentir para alcanzar ese objetivo. Diga usted lo que realmente quiere hacer y/o cambiar, que quiere igualdad para todos, y verá que los poderes absolutistas no lo dejarán escalonarse en la cima, en cambio, prometa cosas que «convendrán» a la ciudadanía, haga negocios por debajo de la mesa, hágase amigo de los «duros» y así lo elegirán.

Mientras una minoría se mofa de los ingenuos electores que creen que ha llegado (¡por fin!) el mesías, y que con él ha llegado el cambio que se necesita, es utópico, irreal. ¿Por qué? porque sencillamente el cambio lo hacemos todos, no uno ni unos cuantos, se necesita al menos la mitad más uno para que algo funcione bien y así lograremos la mayoría para que las cosas sean brillantes, porque para que algo funcione mal basta unos pocos.

Y si alguien llega al poder para satisfacer (o calmar) las necesidades del otro, ¿por qué las olvida? Es vistoso que alguien que está de mandatario (mandar) en un cargo público nos «debe» servir, pero irónicamente la mayoría termina sirviéndole a él y no como debería ser. ¿O cuándo ha visto usted a un político, el mismo que lo visita en elecciones y le lleva «comidita» o al menos palabras de aliento (de enredo, más bien), y es elegido, atendernos con la misma «dulzura» y «amabilidad» de antes? ¡No, es una gran mentira, todo está tras una cortina!

Los políticos (la mayoría), solo quieren enriquecerse con el dinero del pueblo, ayudar a sus compinches (los que con dinero lo ayudaron a subir), quieren oprimir más al que les sirve, no quieren su bienestar. Ricos más ricos y pobres más pobres. ¿O cuándo usted ha visto a un político preparándole una comida a su empleada doméstica? Aquí no todos somos iguales, para los políticos hay personas que valen más que otra.

Si un político fuera honesto sería un líder social y nada más. Un luchador de la clase baja, del pobre para el pobre. Alguien que le interesa el bien común no solamente el suyo o de los suyos. No ambiciona con fastuosidades terrenales, quiere vivir bien siempre y cuando los otros (todos) vivan cómodamente.

Bien lo dice Leonardo Boff: «mientras exista un solo oprimido en el mundo, vale la pena luchar por él». Y eso hace un líder social, y es lo que no hace un político. Repito: son escasos los políticos honestos, pero los hay. En Colombia se cuentan con los dedos de las manos de Germán Vargas Lleras.

Entonces, el poder político termina siendo, a fin de cuentas, una acomodación estrato-social y no un cargo público servil al otro; servidor.

La política no es mala, es ilógico pensar eso, nunca lo he dicho ni escrito, si así lo fuera no existiría; los malos son los políticos. Y recuerden: «El poder no cambia a las personas, solo demuestra quiénes verdaderamente son».