2 ene 2013

El poder (mandato)

Etimológicamente el poder es la facultad de alguien para ejercer dominio sobre algo, bien sea cosas, bienes o personas. En este caso nos centraremos en el poder político, sabiendo que, hay otros tipos de poder: eclesiástico, económico, social, etcétera.

El poder político es sin duda el más codiciado por personajes poco conocidos, conocidos o muy reconocidos públicamente, principalmente de esferas ricas de una sociedad. Es este -podemos decir-, el culmen de una vida suntuosa de dichos personajes. Pero ¿por qué querer una persona más que servir? (Me refiero a las tajadas que se sacan del mismo). Tal vez la excusa perfecta es «ayudar» al otro, al desfavorecido, oprimido, pobre, al que no tuvo la misma suerte que él.

Sí, las ganas de «servir», o tal vez -como en la mayoría de casos-, es el camuflaje perfecto para llegar al poder. ¡Claro! no vamos a hacer campaña para un poder jerárquico diciendo que nos vamos a enriquecer, obvio no. Tendremos que mentir para alcanzar ese objetivo. Diga usted lo que realmente quiere hacer y/o cambiar, que quiere igualdad para todos, y verá que los poderes absolutistas no lo dejarán escalonarse en la cima, en cambio, prometa cosas que «convendrán» a la ciudadanía, haga negocios por debajo de la mesa, hágase amigo de los «duros» y así lo elegirán.

Mientras una minoría se mofa de los ingenuos electores que creen que ha llegado (¡por fin!) el mesías, y que con él ha llegado el cambio que se necesita, es utópico, irreal. ¿Por qué? porque sencillamente el cambio lo hacemos todos, no uno ni unos cuantos, se necesita al menos la mitad más uno para que algo funcione bien y así lograremos la mayoría para que las cosas sean brillantes, porque para que algo funcione mal basta unos pocos.

Y si alguien llega al poder para satisfacer (o calmar) las necesidades del otro, ¿por qué las olvida? Es vistoso que alguien que está de mandatario (mandar) en un cargo público nos «debe» servir, pero irónicamente la mayoría termina sirviéndole a él y no como debería ser. ¿O cuándo ha visto usted a un político, el mismo que lo visita en elecciones y le lleva «comidita» o al menos palabras de aliento (de enredo, más bien), y es elegido, atendernos con la misma «dulzura» y «amabilidad» de antes? ¡No, es una gran mentira, todo está tras una cortina!

Los políticos (la mayoría), solo quieren enriquecerse con el dinero del pueblo, ayudar a sus compinches (los que con dinero lo ayudaron a subir), quieren oprimir más al que les sirve, no quieren su bienestar. Ricos más ricos y pobres más pobres. ¿O cuándo usted ha visto a un político preparándole una comida a su empleada doméstica? Aquí no todos somos iguales, para los políticos hay personas que valen más que otra.

Si un político fuera honesto sería un líder social y nada más. Un luchador de la clase baja, del pobre para el pobre. Alguien que le interesa el bien común no solamente el suyo o de los suyos. No ambiciona con fastuosidades terrenales, quiere vivir bien siempre y cuando los otros (todos) vivan cómodamente.

Bien lo dice Leonardo Boff: «mientras exista un solo oprimido en el mundo, vale la pena luchar por él». Y eso hace un líder social, y es lo que no hace un político. Repito: son escasos los políticos honestos, pero los hay. En Colombia se cuentan con los dedos de las manos de Germán Vargas Lleras.

Entonces, el poder político termina siendo, a fin de cuentas, una acomodación estrato-social y no un cargo público servil al otro; servidor.

La política no es mala, es ilógico pensar eso, nunca lo he dicho ni escrito, si así lo fuera no existiría; los malos son los políticos. Y recuerden: «El poder no cambia a las personas, solo demuestra quiénes verdaderamente son».

1 comentario:

  1. Camilo ! Me gustó mucho lo que escribiste. Es una opinión muy interesante sobre la noción del poder en la política y las consecuencias que trae para un país. Creo que el reto más grande de un político es no corromper sus ideales con la satisfacción de sentirse poderoso. Es triste, porque hasta en los casos de políticos de izquierda con ideales de igualdad y equidad social se ve que cuando llegan a un puesto de mando actúan como tiranos de derecha. Eso pasa porque somos seres humanos; y el ego, el reconocimiento, y la vanidad nos llevan a corromper nuestras convicciones. Hay un punto interesante que trataste: ¿Se vive de la política? ¿O se vive para la política? Ese punto lo trata Max Weber (recomendado...) Me gusta como escribes. ! Gracias por compartirlo conmigo,

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