11 ene 2013

Católico progresista, mi postura


Las siguientes líneas son para refrescar la memoria de aquellos católicos que  creen tener el poder y el derecho de discriminar a sus semejantes por posturas diferentes a las de la Iglesia católica que, al fin de cuentas no es ella sino los mandatarios curuchupas que la hacen quedar mal, muy mal.

Primero, y sé que aquí me van a cuestionar mis hermanos católicos, ¿cómo es posible que un Papa ande con severo anillo de oro y que un pobre hombre tenga que besarlo? ¿Luego Jesús no lavó los pies de sus discípulos (Jn. 13, 5)? Imagínense un habitante de Somalia o Haití haciendo eso, sería una tremenda humillación, porque el Papa es el representante de Cristo (Mt. 16, 18) y porque el último es el preferido del Señor (Lc. 4, 18-19). Que no pase lo que dice en la Carta de Santiago (2, 1-11). 

Y no es que cuestione al Papa como figura eclesial, claro que no, pero sí su riqueza, su figura política. No nos digamos mentiras, el Vaticano es la Nación más pequeña y más rica del mundo. Su fortuna no se sabe, pero son unos varios de miles de millones de dólares. Pilas; «el más grande debe servir a los demás» y no al contrario (Mt. 23, 11).

Bueno, y ¿por qué no hacen lo que dice en Mt. 19, 21: «vende todo lo que tienes y acumula bienes en el cielo». ¿Cuál es el temor (de los mandatarios de la Iglesia) de ser pobres? El Señor dice: «dichosos los que escuchan a Dios y lo obedecen» (Lc. 11, 28).

Jesucristo dijo claro a sus discípulos que llevaran nada más que sandalias, ni siquiera ropa de repuesto (Mc. 6, 8ss). ¿Nada más? Claro, no hay que leer todo al pie de la letra y ser fundamentalistas, pero resulta que es un mandato divino y si no le obedecemos a Dios… ¿entonces qué?

Lo que tengo es para ponerlo al servicio del otro. Lo que Dios me ha dado debo compartirlo, no guardarlo para mí. (Cf. Mt. 25, 14-30). Claro está, estos textos aplican para cristianos de verdad. No olviden el evangelio de Mateo: «no se puede servir a dos amos» (6, 24).

Segundo, no veo por qué hay que discriminar a la comunidad LGTBI, ellos son personas comunes y corrientes, no son ningunos enfermos ni pecadores, como mal se les ha tildado desde la alta jerarquía de la Iglesia. Al igual que nosotros merecen respeto y amor. Jesús dijo que debíamos amar a Dios y al prójimo (Lc. 10, 27ss). Ya lo dice la canción: «amémonos de corazón, no de labios ni de oídos». Hay que acogerlos no discriminarlos, ¡ah! Y haciéndolo de verdad, no porque nos «toca».

Tercero, debemos aceptar a la mujer en el sacerdocio, ella fue sacada del costado (Gn. 2, 21, o sea de un lado) del hombre, no del pie, ni de la cabeza, para que no fuera inferior ni superior, sino igual al hombre. Ángel García Rodríguez, un sacerdote católico, fundador de una ONG (Mensajeros de la Paz), dice: «no hay ni una sola razón para dejar fuera del sacerdocio a la mujer». Y no solo él, hay unos tantos más, solo que si un sacerdote dice esto a la luz pública será marginado por sus hermanos sacerdotes y hasta parte de la sociedad lo tildará de sacrílego, hereje, etcétera. 

Por ejemplo, al padre Roy lo excomulgaron recientemente por apoyar esta idea de igualdad. (Lea aquí la noticia http://xurl.es/v6v1s ).

Cuarto, el celibato, ¡ay! de este bendito sí que se ha hablado y no me extiendo, solo cito a Juan Pablo II: «el celibato no es esencial para el sacerdocio». No es «una ley promulgada por Cristo». (Aquí hay más sobre el celibato http://xurl.es/vvetz ). Bien lo dice José María Díez Alegría (teólogo): «El celibato en la Iglesia Católica, tal como está, es una fábrica de locos». Si la Iglesia sigue a Cristo como modelo célibe, ¿por qué no sigue a Cristo como pobre?
  • Entonces, mi postura es que el Vaticano renuncie a sus riquezas, no para que dejen o dejemos de criticarlo, sino porque es mandato divino, que vivan como Jesús de Nazaret, no como monarcas.
  • Mi postura es que se acepte a la comunidad LGTBI, que no haya discriminación alguna.
  • Mi postura es que la mujer pueda ser sacerdotisa, por el «simple» hecho de ser igual al hombre.
  • Mi postura es que el celibato sea opcional, porque Jesucristo no lo instituyó y porque la Iglesia así como lo «impuso» lo puede quitar. No es un dogma. Pío XI dijo: «el sexo puede ser bueno y santo».
Concluyo citando al gran obispo Pedro Casaldáliga: «no callen, tengan sentido común, justicia  y humana fraternidad». Porque sé que muchos me criticarán, aun sin argumentos válidos, pero lean bien, utilizo citas bíblicas.

Y ¿cuál es su postura?...

PD: hay temas más sensibles como el aborto, el matrimonio gay, la fecundación in vitro, que la Iglesia rechaza rotundamente, pero que parte de la sociedad avala. Después hablaré de ellos. Y hasta del «voto católico».

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