19 jun 2014

Si soy profesor de su hij@

He sido un crítico acérrimo de la educación tradicionalista, convencional, retrógrada, bancaria o como la quieren llamar, al fin y al cabo, esa forma de enseñar es perjudicial para el conocimiento de los estudiantes y, por supuesto, para el progreso de un pueblo o país. Este es un problema serio en nuestra Nación, entre muchas otras cosas, porque no se invierte lo necesario para tener calidad (en infraestructura e instrumentos que motiven un conocimiento académico) y en la baja preparación de los docentes.

Sin embargo, para no aburrirlos, aquí traigo unas propuestas por si algún día soy profesor o facilitador en la educación de sus hijos.

Si soy profesor de su hijo, prometo no enseñarle a repetir que la eme con la a es ma, pero sí a saber que nuestra má es la más importante de la familia.

Si soy profesor de su hijo, prometo no enseñarle a sumar, restar, multiplicar o dividir, pero sí a que tenga en cuenta para qué sirven estas cuatro operaciones básicas y que son elementales en la vida del ser humano.

Si soy profesor de su hijo, prometo no enseñarle que hijueputa es pecado o grosería, pero sí a compartirle que las cosas aparentemente malas son más escandalosas que las verdaderamente malas.

Si soy profesor de su hijo, prometo no enseñarle que Hidrógeno, Helio, Litio, Berilio, Boro (momento, ¿qué es boro? ¡Juemadre, me robaron!) son los primeros cinco elementos químicos de la tabla periódica, pero sí a enseñarle que los elementos químicos son para ellos: los químicos.

Si soy profesor de su hijo, prometo no dejarle esas güevonadas de Baldor, pero sí a enseñarle que ese man estaba muy aburrido cuando nos quiso joder la vida.

Si soy profesor de su hijo, prometo no enseñarle que si nos portamos mal se irá al infierno, ¡no!, mentiras no enseñaré. En cambio le diré que todo acto bueno, tiene consecuencias buenas.

Si soy profesor de su hijo, prometo no enseñarle dónde queda el Golfo de Morrosquillo, pero sí a hablarle del gran libertador Simón Bolívar.

Si soy profesor de su hijo, prometo no enseñarle a colorear ni a enseñarle a dibujar, pero sí a que experimente su arte con las paredes del salón y los instrumentos musicales.

Si soy profesor de su hijo, prometo no decirle que él (o ella) es el futuro del país, sino a hacerle caer en la cuenta que es el dueño de sus sueños, y el motor del tiempo presente.

Si soy profesor de su hijo, prometo no enseñarle contenido temático, pero sí a mostrarle que él (o ella) es la inspiración propia de crear nuevos conocimientos.

Si soy profesor de su hijo, prometo no joderlo por cómo se vista, por su corte de cabello o sus medias tobilleras, pero sí a enseñarle que hay personas que los necesitan afuera y que por ellos vale la pena la espera.

Si soy profesor de su hijo, prometo no enseñarle que tiene que ser tratado como rey, príncipe, reina o princesa, sino a ser un luchador o luchadora, corajudo y revolucionaria, batallador y liberadora, que él (o ella) tiene el cambio en sus manos y que la monarquía es lo peor que le ha pasado a los pueblos.

Si soy profesor de su hijo, prometo no ser el mejor ni el único, pero sí el gran ejemplo que necesite, el guía, apoyo, facilitador, educador, maestro y, sobre todo: el amigo que necesita, pues “Los hombres no se hacen en el silencio, sino en la palabra, en el trabajo, en la acción, en la reflexión” (Paulo Freire).

Y, si soy profesor de su hijo, sea usted también el profesor que él (o ella) necesita. La educación la hacemos todos.

¡Vamos por la libertad de la educación,
por una pedagogía de la esperanza que libere al oprimido!

8 jun 2014

Así no es, doctora Clara López

Doctora Clara, yo creo en su política, en su profesionalidad, en su carácter de mujer firme y valiente, conocedora de los problemas del país y de querer cambiar esta realidad que día a día nos atemoriza y nos lanza al abismo sepulcral. Respeto su decisión de votar por la paz. Recuerde que usted como candidata a la Presidencia dijo que la paz debe ser una política de Estado y no una promesa electoral en la cual se escudan los políticos para ganar adeptos.

No sé cuál sea su propósito y no la juzgo, pero hacerle campaña, sí, eso está haciendo al Presidente Santos, va contra los principios del Polo Democrático, va contra lo que usted ha promovido en su vida política. Ya cayó en esa ambigüedad. Y creo que no es justo para los que confiamos en usted. Una cosa es apoyar con el voto, otra muy distinta es hacer campaña a un oligarca neoliberal que entrega el país a las multinacionales, que tiene en la quiebra al campo, que hace de la educación un negocio y no un derecho y tantas otras cosas que usted sabe. Así no podemos.

Mientras sectores de derecha y de ‘izquierda’ han criticado al senador Robledo por ejercer su ejercicio democrático de votar en blanco, muchos (que curiosamente llaman sectario al susodicho) le hacen matoneo virtual, en medios de comunicación y en persona. Así no es, doctora Clara López. Usted pudo tener su esguince político, sin embargo confío en su talante, pero así no se puede.

¿De cuándo acá votar en blanco es estar de acuerdo con X o Y candidato? Eso jamás lo había escuchado. Esta locura solo ocurre en Colombia. Decir que Robledo se alió con Uribe para poder hacerle oposición es lo más ridículo que alguien puede expresar en pre de los comicios más importantes del país. Afirmar que Robledo solo se preocupa por él es ilógico y no va con los ideales que tanto lo han identificado y que, además, ha defendido a favor del pueblo menos favorecido, del pequeño productor y de los que no tienen voz, para que no sean vulnerados sus derechos.

Uno puede apoyar las negociaciones de La Habana, pero no así, doctora Clara López. Es cierto que ya nos cansamos de tanta violencia y que esta guerra tiene que acabar. Pero queda el Eln, las Bacrim, la delincuencia común, las Águilas negras. No, esto aquí no termina, la paz la hace el pueblo y los indignados por las ‘proezas’ que han hecho los mandatarios que solo les interesa el bien de ellos y unas pocas familias ricas, dueñas de la Nación.

Yo no me imagino la lluvia de críticas que le van a caer en uno o dos años. Es inútil apoyar a alguien con el que siempre hemos discrepado. Aunque urge la necesidad del fin del conflicto de esta guerrilla, no podemos entregarnos en bandeja de plata y luego seguir criticando al Gobierno. Es una falacia. Y aclaro: votaré por la paz, pero no le hago campaña a ninguno de los dos candidatos. Caería en el error intransigente de creer que hay un mal menor.

1 jun 2014

¡“Se va como una moto”!

¡Espectaculares, fenomenales, monstruosos estos ciclistas colombianos! Quién iba creer que estos escarabajos iban a ganar semejante carrera la que es el Giro de Italia. Quién pensaría que dos cafeteros serían los grandes triunfadores de una de las mejores competiciones ciclísticas del mundo. De pronto ni nosotros lo pensamos, creímos, seguramente, que iban a ganar etapas, pero no el Giro. ¡Esto es enorme, descomunal!

Sí, lo de Nairo Quintana y Rigoberto Urán no tiene comparación, un campesino y un chancero, hacen lo que en Colombia es difícil de soñar y lograr, vencer a las grandes maquinarias (ellos le ganaron a esos 'invencibles' y competitivos europeos), nos enseñan que sí se puede ser los mejores, pero solo lo lograron con disciplina y perseverancia. Nadie les regaló nada. El triunfo cuando huele a sudor y lágrimas es mucho más satisfactorio. Ellos nos devuelven la fe de creer en este cuento que se llama Colombia.

Aquí resalto algo muy bonito que pocas veces se ve en un gaucho, sí, un argentino, Mario Sábato, ese señor que narró todo el Giro por ESPN, ese que nos hacía emocionar cuando un escarabajo salía en la pantalla. Ese mismo que narraba: “Se va como una moto”, nos entusiasmaba como ‘Naironman’ y ‘Rigonator’ (como se conocen ahora a nuestros ciclistas). Mario decía: “Go, Rigo, go. ¡Vamos colombianos, vamos Latinoamérica!”. Sin Mario, la carrera hubiera sido simple. Él mismo dijo: “Es el día de encanto para el deporte colombiano”. Ni la Copa América ganada por la Selección en el 2001 fue tan emocionante.

Este día debe ser recordado por todos, debemos superar el 05 de septiembre del 93 y recordar con más gloria el 01 de junio de 2014. Sí, cambiar el día que el fútbol le ganó a Argentina, por el día que dos colombianos vencieron a los mejores pedalistas del mundo. ¡Qué gladiadores!

Si usted escuchó una narración de Sábato, debe saber que esa alegría, ese entusiasmo, ese júbilo, ese orgullo patrio que siente un argentino que no es colombiano es enorme. Eso necesitamos: pedalear en nuestra vida como Nairo, Rigo y el Team Colombia, y poner el alma a lo que hacemos como Mario Sábato. ¡Gracias, muchachos! “Suenen las cumbias, suenen el vallenato, que Colombia es el mejor”, dijo Mario.