9 nov 2014

Antitaurinos, ¿y los demás animales qué…?

Admiro a los antitaurinos por el coraje y valentía con el que luchan por los toros, sin embargo, creo que deberían —también—protestar contra las peleas de gallos, de perros, el coleo, las corralejas, la caza campestre, la superpoblación en las que se crían los pollos de engorde, los pájaros enjaulados, el transporte de tracción animal (zorras), las aves desplumadas, las fístulas antiéticas que les propician al ganado bovino, los animales usados como experimentos: ratones, simios, conejos, los que son utilizados por los estudiantes de veterinaria y zootecnia (principalmente en la disección y para adquirir un mejor conocimiento —en práctica—  de la anatomía de algunos de estos seres).

De igual manera están, en los parques marinos, los delfines (el animal más inteligente, pero que está condicionado a cierto espacio para entretener a turistas), las morsas y demás animales que son puestos en cautiverio (con permiso de los gobiernos, obvio aquí prima el lucro). Los animales, como los humanos, son libres, nosotros cometemos delitos y tenemos una consecuencia legal, ¿ellos qué mal han hecho? ¿Qué están pagando? ¿Es un castigo de quién? Claro, recordemos los zoológicos, donde se priva y son hechos sumisos del bárbaro y déspota ser humano, de los circos a los cuales muchos de nosotros asistimos alguna vez.

Por otro lado yacen las ovejas, las cabras, los cerdos que igualmente son objetos de experimentos en laboratorios médicos, los caballos y yeguas que son montados por quienes les gusta el ‘deporte’ de la equitación y en cabalgatas por tipos de más de 100 kilos de peso por más de dos horas. La ignorada vivisección que todavía se utiliza con propósitos comerciales y de supuesto aprendizaje. Las muchísimas e inadecuadas formas de maltrato, en donde se vulnera el bienestar animal y su vida, con los propósitos de investigar, lucrarse y la más despreciable de todas; el supuesto 'arte' (jugar y asesinar a estas especies que sienten dolor al igual que nosotros).

Así que, con el respeto de mis amigos animalistas y antitaurinos, creo que, aunque el toro de lidia sufre, no es menos el dolor injustificado y despreciable al que son sometidos los diferentes tipos y clases de animales. A parte del daño físico y psicológico, es inminente y —debería ser— execrable cualquier tipo de injusticia y punibles para quienes utilicen estas praxis inadecuadas con seres irracionales, pero, al parecer, somos otros los que no pensamos. Si bien es cierto varias de estas inadecuadas formas de vida no se dan en Colombia, no exime para luchar por ellos, pues; ¡también tienen derechos!