3 nov 2013

El Papa que necesitábamos

Es tan común ya, encontrar frases y premisas como la que titula este post. Y, al respecto me vienen varias preguntas, si Francisco es el pontífice que necesitaba la Iglesia, entonces: ¿Benedicto XVI ya estorbaba?, ¿Benedicto XVI no hizo nada?, ¿Fue una época de transición la del expapa? Tal vez sean subjetivas las respuestas, pero el trasfondo de las mismas nos deben llevar a una sola conclusión: la gente no quería a Joseph Ratzinger, independientemente de que fuera el máximo líder de los católicos en el mundo, pues la respuesta más vacía de muchos fue: “este Papa no me gusta”. Como si la persona misma valiera por su aspecto físico. Y al predecesor de este: sí. ¡Qué paradoja!

Por eso mismo, tendríamos que cuestionarnos, ¿qué pasa si Jesús de Nazaret no es de ojos azules y de cara bonita, como lo pintan en algunos cuadros?, ¿Es menos la fe por no ser elegante? ¿No lo reconoceremos a simple vista? ¿Acaso quién va a decir: miren, llegó Jesús?, ¿Y si físicamente no luce bien? ¿Nos volvemos ateos porque nos “engañaron”? Si nadie lo conoce personalmente. Son tantas las preguntas que, no hay respuestas para todas. En fin, estoy seguro de que sí necesitábamos a Francisco. Los hechos hablan por sí solos. Entonces, ¿los 8 años que pasó en el mandato el pastor alemán no sirvieron? ¿Los 5 lustros y 2 años de Juan Pablo II también van al limbo? Si uno consulta la historia del catolicismo entre estos dos pontificados, se da cuenta que, literalmente hablando: no hicieron nada. Nada es nada. O bueno: censurar, callar, menospreciar, avasallar, oprimir a los teólogos que predicaban y vivían la Iglesia pobre de Jesús de Nazaret, y, como dice Juan José Tamayo a la par con Leonardo Boff: “fueron los grandes inquisidores”. De eso no tengo la menor duda. Y ni hablar de temas políticos, culturares y sociales.

Claro está, los antecesores de Bergoglio tuvieron sus fieles (diría más bien: fans. Porque la gente se enamora del Papa y no de Dios), el polaco porque era mediático y llegaba a los jóvenes y niños (dizque por ser ‘caribonito’) y el segundo por sus conocimientos teológicos y gran intelectualidad, tanto así que, Hans Küng dijo sobre él: “como papa (Ratzinger) no aportó nada a la teología católica”. Ahora, este argentino, falto de un pulmón, técnico químico, acostumbrado a andar a pie en su natal Buenos Aires, amante del mate y el tango. Ha sorprendido de manera exabrupta, es tan grande la acogida de este latino que, en apenas 8 meses, ha logrado lo que Wojtyla en sus años de gobierno. Los niños quieren besarlo, los jóvenes admiran su espontaneidad, los mayores creen en él y los marginados guardan sus esperanzas de que: es el papa que necesitábamos.

Particularmente, creo que hay más de un Alí Agca queriéndolo asesinar, ‘musulmanes’ vestidos de púrpura, con solideo escarlata y barrigas como de cerveceros, anillos ostentosos (‘imitando’ la humildad de su jefe en la tierra), autos y residencias pomposas (como el palacio del sancionado obispo de Limburgo y su coche deportivo, un BMW. ¡Pobrecitos!). Esos, me atrevo  decir: son los que quieren exterminar a Francisco, no es que sea fanático ni radical, pero a muchos jerarcas eclesiásticos no les “conviene” que un pobre latinoamericano se les tire el negocio. Eso jamás.                Pues es Jorge Mario el único que puede y tiene el poder de renovar la Iglesia. Me atreví, pues, a hacer un decálogo del porqué podría ser asesinado:

-Es humilde y aplica lo que predica.
-Quiere una Iglesia para los pobres.
-Causa estupor en los católicos de "élite" (esos que se creen más que otros).
-No es amigo de pederastas ni de delincuentes vestidos de obispos.
-Tiene más enemigos dentro de la curia, que fuera de ella.
-Es del pueblo, amigo de los marginados, rechazados y oprimidos.
-Es un hombre septuagenario y enfermo (le falta un pulmón).
-Está "revolucionando" la Iglesia de Cristo.
-Juan Pablo I "murió" (claramente fue asesinado) a los 33 días de su pontificado (si lo hicieron con él, pueden hacerlo con este).
-A los papas no se les hace autopsia, solo el camarlengo confirma su muerte.

Sin hacer prejuicios morales ni queriendo hacer premoniciones, y sin ser un vidente, obviamente, uno duda de esos “amigos” que tiene el cuarto hombre más poderoso del mundo (Forbes, 2013). Que vive en una casa-residencia (Santa Marta) y no en un majestuoso palacio principesco. Ese que tiene el poder no de dejar huella, sino de cambiar la historia del catolicismo. Difícil la tiene porque revivir la Iglesia con tantos fieles como habitantes hay en China y con el “bajón” de fieles que se han ido por los escándalos de sus pastores, es un gran reto para un humilde siervo del Señor y del pueblo, ahí se comprobará el álgido poder de un verdadero hombre que, como dice él: “nunca ha sido de derechas”. Es un pecador y con errores, no lo dudo. No se las sabe todas, por eso tiene un grupo de asesores (8 cardenales que con él, esperamos: reformen la curia vaticana). Que lo aconsejen bien o mal, no sabemos.


Estoy convencido, como muchos otros que, Francisco es el Papa que necesitábamos. No hay que atacarlo de una, de pronto se pifió en la respuesta que le hicieron en el viaje de Río al Vaticano: “la puerta del sacerdocio a la mujer está cerrada”. Él tiene la potestad de abrirla, la pregunta es: ¿lo hará? “Amanecerá y veremos” dijo Bartimeo. Ya saben qué le pasó a Bartimeo, todo por confiar en Jesús, el pobre de Nazaret. Confiemos, pues, en Francisco, el pobre Obispo de Roma. Estoy convencido, lo reitero: este es el Papa que necesitábamos. No me anatemicen por hacer una crítica a dos papas de la Iglesia católica, si así lo fuera, que me envíen una bula papal. El obispo mi dirección tendrá.