Ella

Ella, la que sin querer, se adentró en mi ser;

ella, la que siempre está presente, aunque se encuentre ausente;

ella, la que veo sonreír, nunca sonríe a mí;

ella, la que quiero, pero que no quisiera querer.

A ella la espero, aunque no me espere;

a ella la anhelo, aunque no me anhele;

a ella le escribo, aunque no responda;

a ella —simplemente a ella—, la quiero.

Aquí estoy, esperando que me quiera;

aquí estoy, imaginando sus besos;

aquí estoy, como el árbol que espera la primavera;

sí, como un soldado en la guerra; aquí estoy.

Ojalá comprenda lo que siento;

ojalá no sea larga la espera;

ojalá no sea tarde cuando venga esa estrella;

ojalá —aquella bella princesa—, algún día me quiera.

Así te quiero, porque sé que con el tiempo asimismo me querrás;

así te quiero, porque sé esperar lo que se quiere.

así te quiero, porque Dios me lo dijo y a ti te lo dirá.

Así te quiero, ¡no más!