Una
de mis grandes alegrías
cuando
todo parece melancolía,
la
vida me premia con simpatía
y
te conozco a ti, querida mía.
Desde
la distancia te veo,
te
siento, oigo, quiero y leo.
Ganaste
mi cariño sincero,
como
el poeta necesita al esfero.
Nos
separan los kilómetros,
pero
nos une los sentimientos.
Amiga
que todos desean; fuerte,
fiel,
sincera, bella, feliz, valiente.
Belleza
natural, sinigual,
a
ti llega mi cariño especial;
preferida
de mi corazón
eres
tú, amiga, con razón.
Estas
líneas son escasas,
pues
bien sabes: no escribo en masas,
es
mejor ser sencillo
y
decir —te quiero— como un niño.
De
esta amistad nace hermandad
como
no, si no es por mitad,
al
igual que yo me quieres
amiga,
hermana mía; de mi familia parte ya eres.
¡Para
mi hermosa Iraidis Oralia!
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