La
criticidad, sabiduría, propuestas y aportes a la educación que Paulo Freire usufructuó en la mundialmente conocida
Pedagogía de la esperanza/de la liberación, han inspirado a maestras y maestros
para no quedarse en el simple ‘dictar clases’, sino a lo que él bien postuló
con una frase épica y motivadora: “La educación no cambia al mundo, cambia a
las personas que van a cambiar el mundo”.
Y que esta, a su vez, debe reflejarse en la praxis, la reflexión y la
acción del hombre mismo.
Sin
embargo, aquí viene el meollo de la situación, pues, en palabras de Frei Betto
(pedagogo y teólogo brasilero), nos dice: “La educación crítica es nuestro gran
desafío en este mundo hegemonizado por el capitalismo neoliberal. Su principio
es no formar meros profesionales calificados, sino ciudadanos y ciudadanas que
sean protagonistas de transformaciones sociales”.
Por
eso trato de resolver mis inquietudes: ¿y qué debe hacer un profesor? ¿Cuál es,
en realidad, su misión? Pues, estoy seguro que: La misión de un profesor, más
que educar, enseñar, orientar, guiar, compartir conocimientos o dirigir actividades
lúdicas, académicas o pedagógicas, es lograr que los estudiantes transformen su
mentalidad y las conviertan en ideologías que en el trasfondo aporten a vivir
de una manera digna, justa e igualitaria. Incluyendo los factores sociales y
económicos que dominan y sublevan a la sociedad en general. Además, ha de
respetar la libertad y decisión de las y los educandos, no podemos creernos
–todavía- los dueños del conocimiento.
De
igual manera, es fundamental avanzar en una dualidad (maestros-estudiantes) que
nos comprometa como equipo íntegro y diverso, aunque también se abonan las
madres y padres de familia y las instituciones o administraciones que
participen directa o indirectamente en la educación escolar. O sea: sin sesgar la realidad cercana, sino
que mirando y yendo más allá, lograremos alcanzar la verdadera innovación que
tanto hemos buscado, para obtener la anhelada metamorfosis que por fin dé un
giro rotundo a nuestras vidas. Porque, este cambio nunca lo harán ni los
políticos, ni los religiosos, ni los militares, ellos, cada uno, ya sabemos,
solo les interesa lucrarse y continuar su dominación y subyugación hacia las y
los demás.
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